Crujen los dedos, suena la melodía del recuerdo...
No es la lluvia que intenta descender a través del cristal, ni la luna desbordando de luz al firmamento. Es la información transmutada, el trance hipnótico que emana sentimientos; alaridos, de plegarias inconscientes para la materia, son las voces reprimidas en busca de salidas.
Movimientos elocuentes perfectamente inanimados fluyendo como gotas de río con dirección al mar, al mar oscuro y cálido, al mar violentado por la marea, marea embestida de resentimientos, resentimientos contra la vida misma; lo de siempre, nada nuevo. Otro estado, sinestésico… Sofocante por la luz en tan profunda oscuridad.
la conciencia perturba los sentidos, la carne se infla tan rápido como puede, los murmullos incitan a la mente, la agonía desploma el movimiento. Emerjo… Envuelto en melancolía.
No lo acepto, procrastino...
