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viernes, 30 de marzo de 2012

Barco de Papel


Era una noche fría y espesa, fuertes lluvias la acompañaban, gotas agrestes golpeaban como piedras el tejado; el sonido del viento aturdía y su fuerza sacudía lo que a su paso se interponía… CRASHHH… Una puerta fue derrumbada, del interior de su casa gritos se escuchaban, luego se asomaron por la puerta destruida, y una sorpresa encontraron; un niño sucio y mojado, cuyas lágrimas se confundían con la corriente que corría por su diminuto cuerpo, su cara y el asfalto.

Como a un hijo lo acogieron, feliz junto a "su familia" fue creciendo, pero a medida que pasaba el tiempo inconforme se fue sintiendo. Poco tiempo después decidió marcharse de “su hogar”, y agradecido con quienes lo acogieron, tomó rumbo a un nuevo comienzo.

Caminó y caminó, sin mirar nunca hacia atrás, y un día en el mar, un barco vio llegar. Un marinero lo saludó, y al interior del barco lo invitó a pasar, el niño que sin rumbo iba, decidió zarpar junto a aquella tripulación que sin ningún interés lo recibió como un amigo más. Días y noches pasaron en aquel misterioso barco, grandes amigos se hicieron el marinero y el niño. Una noche fría y espesa en medio de una tormenta, sus ilusiones se contaron, sin esperanza de supervivencia; vaya sorpresa la de esos dos, sus sueños eran el mismo, un hijo buscando a sus padres, y un padre buscando a su hijo. Un fuerte abrazo se dieron, sus sueños se habían realizado, un rayo de luz tras ese oscuro camino apareció… El amanecer que a aquella tormenta se llevó… Estaban destinados a encontrarse, aquel niño y su padre, felices sus vidas hizo aquel grato encuentro.

Pasaron varios años y el niño solo se encontraba, pues por cuestiones de trabajo, su padre nunca estaba… Triste y acongojado se sentía aquel solitario niño, porque su padre nunca estaba cuando más lo necesitaba. Una mañana muy temprano tocaron fuerte la puerta, era el padre que había regresado de su viaje interminable… Gritos de rabia y desconsuelo fueron el saludo del niño hacía su padre, quien sorprendido por la situación un fuerte abrazo le dio y disculpas le pidió, pero era tanto el orgullo de aquel colérico niño, que sin decir una palabra se encerró en su habitación ignorando el regreso de su padre; quien tocaba y tocaba la puerta, hasta que horas mas tarde desistió, y con un te quiero a lo lejos, el señor se despidió… No era un regreso duradero, pues tenía que volver, pero cerca de casa se encontraba y a su hijo quería ver… Triste estaba aquel hombre por la reacción de su hijo, pero culpable se sentía ya que sabía porque lo hacía… Una lágrima calló de su cara y partió con gran dolor, con la certeza de que con su hijo se iba a quedar en la próxima ocasión…

Una noche fría y espesa como las mencionadas anteriormente, de su pesadilla despertó aquel niño de repente. Nervioso se encontraba, pues sabía que algo malo pasaba; su temor más despiadado realidad se había tornado. El barco en el que su padre estaba como un barco de papel se derrumbaba con la lluvia que robaba su tesoro mas preciado… Desde aquella horrible noche el niño no volvió a saber nada de él, la tormenta que los unió, dio un giro y los separó.

Arrepentido estaba entonces, de haber tratado mal a su padre y de haber desaprovechado la oportunidad de estar junto a él en aquella ocasión y agradecerle por todas las sonrisas que alguna vez le había regalado. Ahora espera en su ventana, desde esa misma noche, con la esperanza de que algún día pueda ver a su querido padre volver…